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Como vivir el duelo o acompañar a una persona que está en duelo – Guía práctica

Quizás lo escribí mal porque no existe tal guía que podría llevarnos paso a paso para atravesar el duelo. La muerte es un tema que todos esquivamos y tratamos de evitar hasta que nos toca vivirlo un poco más de cerca. Y ahí aparecen todas las dudas: ¿Es normal llorar tanto? 
¿Soy mala persona si no lloro? ¿Hasta cuándo puedo llorar? ¿No debería ya superarlo? Por otro lado también surgen dudas de parte de amigos y familiares de las personas en duelo: ¿Qué debería decirle? ¿Cómo consolar? ¿Debería distraerla de su dolor o permitirle llorar? ¿Por qué me enoja verlo sufrir? ¿Hasta cuándo debería tolerar esos comportamientos? ¿Es normal que pase tantas semanas en modo depresivo? ¿Cómo decirle que ya no soporto más verlo así? Como sociedad somos analfabetas emocionales en cuanto a este tema por eso, la intención de este artículo es servir como guía de referencia para crear nuestras propias estrategias personales.

¿Qué es el duelo (y que no lo es)?

Los seres humanos amamos tener todo estudiado, analizado, explicado, racionalizado, envuelto en protocolos y dividido en pasos a seguir. Pero por más investigación que hagamos al respecto, nada puede prepararnos para vivir la perdida de un ser querido. La razón es simple – cada duelo es único porque cada causa de duelo y cada persona que lo está viviendo es diferente. Lo que sí podemos hacer, es aceptar la muerte como parte de la vida y normalizar el duelo como etapa normal y necesaria para la experiencia humana. Esto va a ayudarnos a atravesarlo de manera más natural posible, aceptando el proceso de duelo, ya sea nuestro propio o de otra persona. Lo primero que necesitamos saber es lo que el duelo es y lo que no es. Segun David Kessler, un experto a escala mundial en educar sobre el duelo, cada tipo de pérdida entra en esa definición. Puede ser la muerte de algún ser querido, pero también puede ser la muerte de una mascota, el divorcio o la separación, fin de una amistad, el desarraigo, puede ser la perdida de empleo o fracaso de un proyecto. Si bien en este artículo nos enfocamos en la situación de la muerte de un ser querido, toda situación que activa las emociones de perdida requiere transitar un proceso de duelo y amerita nuestro respeto. También hay que remarcar no hay personas que tienen más derecho a vivir el duelo que otras. Es decir, las personas que no están tan vinculadas con el difunto como su familia directa tienen igual derecho de reconocer su perdida, expresar su dolor y vivirlo a su manera, sin comparar su experiencia con la de otras personas involucradas. Por otro lado, es importante entender que el duelo no es algo que se puede superar. Me gusta pensar en el duelo como en un portal que nos lleva a una realidad nueva donde ese vinculo ya no existe. El duelo es la respuesta de nuestro organismo que nos ayuda a adaptarnos a esa nueva situación y a aprender a vivir sin aquello que perdimos. En este sentido el duelo es un proceso sumamente positivo y sanador y nos conviene a abrirnos para vivirlo en vez de negarlo o sentirnos avergonzados por no poder “superarlo.” Tampoco es un proceso con etapas y periodos de duración bien definidas. Kessler, junto con Elisabeth Kübler-Ross identificó los famosos 5 etapas de duelo: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación, pero, como dice en su pagina web, estos fueron mal interpretadas por décadas como procesos lineales que cada persona tiene que pasar en el mismo orden e intensidad. La verdad es que estas etapas son una propuesta para entender diferentes comportamientos que las personas en duelo pueden vivir pero no pueden ser tratados de forma matricial. Cada duelo es diferente, uno puede vivir todas las etapas juntas, puede pararse en una etapa por mucho tiempo y otras completar en cuestión de días u horas, puede avanzar a una etapa nueva y luego volver a vivir las anteriores… no hay reglas, no hay manera “incorrecta” de vivirlo, las posibilidades son infinitas. Me doy cuenta de que vivimos en una sociedad que por lo general tiene muy poco margen de tolerancia para personas en duelo. Se espera de ellas que expresen su dolor durante el velorio y entierro, pero luego ya “deberían superarlo.” Llegan incluso a la instancia donde empiezan a sentir vergüenza por ser consideradas como la molestia para los demás que se cansaron de acompañarlos y ver su dolor. David Kessler esta muy contundente en remarcar el efecto danino de esos actitudes sociales. No se puede “accelerar” el duelo, como mucho las personas pueden reprimirlo, negarlo o esconderlo, lo que trae peores consecuencias a largo plazo e impide el desenlace natural del proceso de sanación. Por eso es importante que tanto las personas en duelo como su ambiente sea consciente de la importancia de un acompañamiento desde el amor – aceptando el proceso del otro sin juicios, exigencias y comparaciones.

Consejos para las personas en duelo

Si justo estas atravesando una perdida de alguien o de algo, lo mas importante es saber que estas viviendo un proceso totalmente natural y necesario y por ende tenés total derecho de vivir tu duelo. El mejor consejo que te puedo dar es no juzgarte por no vivirlo de una manera diferente (mas rápida, más lenta, menos dramática, etc.). El segundo mejor consejo es no compararte con otras personas que están viviendo la misma situación (porque – aunque sean hermanos mellizos viviendo la misma muerte de un ser querido – la situación nunca es la misma). El tercero: date espacio para sentir las emociones el tiempo que sea necesario – nuevamente – sin juzgar si es mucho o poco tiempo – es justo lo que necesitas, no hay recetas mágicas que sirven para todos. Las emociones se sana de una sola manera – sintiéndolas. Podes sentir todo el abanico de emociones desde la tristeza, hasta la ira, pasando por alegría y euforia, no sirve buscar lógica sino abrirse a sentir lo que tu cuerpo necesita expresar. Y el último consejo – deja de buscar explicaciones mentales para escaparte del dolor. Si ya las encontraste y te traen paz, perfecto, pero si no estas pudiendo encontrar una razón que te de calma, soltalo porque se vuelve contraproducente. Hay situaciones donde ninguna explicación queda sostenible: Como la muerte prematura, injusta o repentina. O cuando mueren personas que son puro amor e inocencia. ¿Cómo explicarlo? ¿Cómo encontrarle sentido? ¿Cómo descubrir cuál era el sentido de algo tan injusto? ¿Tratando de amoldar la respuesta a algunas teorías científicas, metafísicas o paranormales? ¿Inventándonos a un dios que se alimenta con el sufrimiento y enojarnos con él? ¿Buscando culpables en el sistema de salud, el gobierno etc.? Nada puede justificar el sufrimiento. Nada puede aliviarlo. Porque quizás no se trata de eso. En mi experiencia personal descubrí que a veces no tiene sentido buscarle sentido. ¿Quizás porque no existe un sentido previo al acontecimiento sino que somos nosotros quienes le damos el sentido en base a las interpretaciones que hacemos ahora mismo, en el presente? Hoy, cuando el dolor que sentís sigue siendo fuerte, no es el momento para buscar estas respuestas. Ellas igual van a venir, en su momento. Por ahora, buscar el sentido a una situación trágica es contraproducente, porque nos aleja de lo que sentimos. Puede ser que al tratar de racionalizar el dolor lo que buscamos en realidad es alejarnos de él… pero ese intento de anestesiarnos falla porque las emociones reprimidas igual se quedan acumuladas en el cuerpo. La única manera de liberarlas es permitiendonos sentirlas en el orden en que aparecen. Y como sabemos de las etapas de duelo, en diferentes momentos podemos llegar a sentir emociones que parecen muy contradictorias. Es normal, no hay que tratar de buscar lógica a las emociones. Lo importante es saber que cada una tiene un propósito adaptativo que nos lleva a encontrar paz. Y al abrirnos a sentirlas, al reconocerlas, al darle nombre, las liberamos y nos liberamos de ellas.

Consejos para los que acompañan a las personas en duelo

Si estás acompañando a un amigo, familiar o compañero de trabajo que esta viviendo duelo, es probable que te preguntes qué podés hacer vos para ayudarle. La verdad es que como sociedad nos falta educación emocional para afrontar sufrimiento y tenemos muy poca preparación para consolar a las personas que vivieron una tragedia. Es por eso que en estos casos podés sentir impotencia, podes empatizar con el dolor hasta que vos mismo llegues a sentirlo pero también podés sentir enojo e incluso impaciencia con la persona en duelo. Lo último, por mas controversial que parezca, también es normal – lo voy a abordar mas adelante. Porque vamos desde el principio – ¿como acomapañar a alguien quien justo se entero de la perdida de un ser querido? Lo más importante es saber que esta persona esta viviendo un proceso interno muy complejo y no hay forma de cancelarlo. Es algo que tiene que vivir a su manera. Por eso no hay nada que podemos hacer, y al decir eso me refiero a que:
  • No sirve decir a la persona que todo va a estar bien y que lo va a superar (porque en la etapa del shock el futuro es lo que menos le importa).
  • No sirve decir que sabes exactamente lo que esta sintiendo porque pasaste por lo mismo (porque no es cierto).
  • No sirve hacerle acordar que tiene que ser fuerte por sus hijos o por lo que sea (porque así la invitas a negar su dolor).
  • No sirve consolar diciendo que su ser querido ya está en paz, que ya no sufre y por eso tampoco debería sufrir él/ella (porque así la apuras a adelantar el proceso que está viviendo, generando culpa por sentir el dolor).
  • No sirve decir que Dios quiso así, que ahora está en el cielo y va a rezar por nosotros (sobre todo si no sabemos mucho sobre las creencias de esta persona).
  • No sirve buscar culpables y enojarnos con ellos (porque es una distracción que la aleja de sentir su dolor y disfrazarlo en ira. Si la persona elige buscar justicia, es su asunto personal).
  • No sirve contar historias de otras personas que vivieron algo parecido (porque en esta etapa eso simplemente no le interesa).
  • No sirve mostrar nuestro propio enojo o quejarnos de la vida (porque eso tampoco le interesa).
En resumen:  No sirve identificarnos con el dolor de la persona ni intentar de animarla a salir de su estado y adelantar su proceso de duelo.  Entonces que es lo que sí podemos hacer? Hay dos cosas que puedo recomendarte para hacer cuando la persona recién se entera de la pérdida:
  1. Preguntarle abiertamente “Qué necesitas?”
  2. Estar ahí con ella en silencio, disponible y dispuesto a hacer lo que ella necesite.
Y al hablar de ayuda me refiero a lo práctico: preparar comida, redactar el texto de obituario, llamar a otras personas para informar sobre lo que pasó, asistir en los trámites y preparativos para el velorio. Y ojo porque después del entierro, el proceso de duelo no termina como todos solemos pensar. Todo lo contrario – recién empieza a desarrollarse hasta que la persona aprenda a vivir con esta perdida. Es crucial entender que el duelo no es algo que se va a terminar o algo que hay que superar porque la perdida que lo disparó tampoco no va a desaparecer nunca, igual que el amor que la persona siente por el difunto.  El duelo abre la puerta a vivir en una realidad nueva, no deseada y le ayuda a la persona a adaptarse. No hay tiempos, no hay reglas, no hay etapas que aplican para todos.  Cada uno tiene su proceso, por eso es muy importante que los que acompañamos a las personas en duelo respetemos totalmente sus tiempos y sus maneras únicas de vivirlo. Sin juzgar, opinar o comparar. Nuestra ayuda puede trasladarse a hacerlos saber que estamos cerca, que realmente estamos para lo que necesitan y que los aceptamos plenamente con todo lo que sienten – sea tristeza, enojo, momentos de risa descontrolada, ataques de llanto o indiferencia y negación. Podemos mandar mensajitos, visitar y compartir tiempo, hacer compras, ocuparse de invitar a los hijos de esta persona a algunas actividades, todo siempre y cuando esta persona quiera nuestra ayuda. Y respetar cuando lo único que nos pide es soledad.

¿Qué hacer cuando el duelo se prolonga y nos cuesta cada vez mas a acompañar a esta persona? 

La verdad es difícil ver a las personas que sufren. Vivimos en la cultura donde todos tenemos que mostrar que estamos bien, que lo tenemos todo superado, que estamos motivados y exitosos, controlando las emociones. Nos secamos las lagrimas para sacarnos una hermosa selfie y subirla a las redes sociales. Y esperamos que los demás hagan lo mismo. Por eso ver a una persona que vive su duelo puede generar cierta incomodidad. Sientas lo que sientas, es importante reconocer la emoción que te genera esa persona. No te juzgues por sentirla, dale lugar a la emoción pero de manera que cuide tu vinculo con esta persona. Te comparto una manera de hacerlo:
Escribí una carta a la persona que vive su duelo de manera que te incomoda, donde sin filtros le decís de lo molesto que estas al verla sufrir tanto tiempo, el cansancio que sentís al tener que escuchar una y otra vez lo mismo, el enojo porque te gustaría que lo viviera de una manera diferente y la impotencia al no poder hacer nada al respecto. Contále también de qué te sentís culpable y pedile perdón por no poder acompañarla de otra manera. Finalmente, describí qué miedos tuyos despierta en vos la situación que ella está viviendo. El tema de muerte es algo que nos toca a todos pero preferimos no pensar el ello, por eso las personas que lo están viviendo de cerca generan emociones fuertes. Desahogate en esa carta y cuando termines, imaginate que tenés a esa persona en frente tuyo y leé la carta en vos alta. Luego quemala.
¿Para qué hacer la carta? Para priorizar tus emociones y darles lugar para que se expresen sin tener que decirselo entre los gritos en la cara de la persona en duelo.

El trabajo no termina aquí…

Escribí este artículo porque – como te pudiste dar cuenta – estoy transitando esta experiencia y entre la biodecodificación, psicología positiva, coaching espiritual, primeros auxilios psicológicos y otras herramientas que tengo busco maneras de vivirla de la mejor manera. Espero que los resultados de la investigación que comparto aquí te puedan servir también. No hay reglas para afrontar el misterio de duelo, lo que podemos hacer es guiarnos unos a otros compartiendo nuestras experiencias por eso te invito a que escribas las tuyas en los comentarios para que entre todos nos podamos nutrir de ellas.
Kasia Kantor

Kasia Kantor

Coach y biodecodificadora sistémica

Soy Kasia Kantor, filóloga, coach profesional y biodecodificadora sistémica. Me dedico a acompañar procesos de desarrollo y transformación personal. Mi misión es inspirar a otras personas a animarse a vivir una vida plena y llena de sentido. Creé Intuyo para compartir recursos de autoconocimiento sistémico. Una de mis herramientas favoritas para facilitar este proceso es el análisis del árbol psicogenealógico.

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